Thursday, February 26, 2015

Una semana en la playa

Gracias a la bondad y generosidad de mi mamá, fui con ella y sus amigas una semana a la playa. Y como me encantan los mariscos, decidí aprovechar!

El departamento de la amiga de mi mamá queda cerca de un restaurante al que ella ha ido toda su vida. El restaurante queda dentro de un hotel, pero está abierto para todos. Se llama Restaurante de Moisés y sí tiene un letrero por fuera. Es en la playa del pacífico, que es muy cerca de Tonsupa; si están en Tonsupa, se puede llegar caminando por la playa (está a 15 minutos).


El plato es de pescado a la plancha con arroz, menestra de lenteja, patacones y ensalada. Estuvo realmente delicioso, soy muy quisquillosa con el pescado, pero esté me dio ganas de seguir comiendo más y más. No era necesario ponerle limón al pescado, de por sí tenía una sazón increíble.


Al día siguiente comimos en la casa. Una amiga de mi mamá llevo comida para hacer, y como ella tiene un servicio de banquetes en Quito, esperaba anciosa su comida. El primer plato fue ceviche de palmito, que casi no me entró porque estaba repleto de salsa de tomate, que no me gusta para nada; pero el segundo fue pollo tailandés, que ella aprendió a hacer en Tailandia, así que estaba muy bien.

Al otro día mi mamá, quien debería tener un servicio de banquetes, cocinó sango de camarones que a todos encantó, pero que por desgracia no tomé fotos. (Algún día le haré todo un post a mi mamá).

Volvimos al Restaurante de Moisés, para otras delicias.


Este fue, sin dudas, el mejor plato. Es tallarín de camarones y era como la fusión del tallarín de pollo de mi abuelita (que por cierto es exquisito), con los manjares de la costa. En el lado malo, tenías que soplar bastante para no quemarte, pero estoy soñando con el momento en el que volveré a comer esto.


Aquí se encuentra el plato de mi mamá, que era arroz mixto. Estuvo bueno, aunque personalmente lo ordenaría solo si tuviera ganas de arroz mixto. Tenía camarones y pescado, vino acompañado de maduros fritos.

En otro día, mi mamá y yo decidimos ir a Muisne para tomar un bote que nos llevaría a Isla Bonita, una isla paradisiaca y casi virgen en la que no hay nadie. El viaje en barco y la playa en sí eran muy bonitos. Esta fue la comida que pedimos en el único restaurante de la isla:



Un ceviche de camarones que venía con un plato de arroz. Estuvo rico, el ceviche, afortunadamente, no vino con salsa de tomate y los pimientos sabían bien. Hasta ese día no había probado un ceviche que viniera con pimientos.



Y unas conchas asadas que esperé que fueran mejores. No tenían sabor ni condimento, afortunadamente, vinieron acompañadas de este encebollado


Y eso eran todo el sabor que necesitaban.

DESGRACIADAMENTE, después de esto me empecé a sentir mal del estómago y terminé con suero a las 3 de la mañana.

Y así, espero compartir un poco de lo deliciosa que es la comida de la playa ecuatoriana.

Por cierto, como ayer fue mi cumpleaños y la tradición ha sido que siempre me inviten a comer por mi cumpleaños, pronto vendrán nuevos posts sobre más comida.