Escocia es conocida alrededor del mundo por tener los mejores mariscos que se puedan conseguir. El salmón, aunque no es un marisco, es algo de lo que también están muy orgullosos. Y, aunque he cocinado aquí sanco de camarones y ceviche, sentía que me faltaba mucho de los mariscos a los que estaba acostumbrada en Ecuador. Y se habla tanto de mariscos (además que estoy en una isla, y me encanta ir a ver la playa -no nadar en la playa-), que decidí buscar cuáles son los mejores restaurantes que sirven mariscos en Edimburgo. Debido a la falta de dinero, me decidí por un restaurante que no estaba entre los más caros, pero tampoco entre los más baratos. Aunque todo dependería del punto de vista, porque uno de los platos que más se vende en el restaurante era una paella que costaba 70 libras.
El restaurante se llama Ship on the Shore y ordené cangrejo. Si bien tenía más ganas de camarones gigantes bailando con langostinos, rodeados de conchitas felices, no estaba entre las cosas que uno podía pedir en el menú y la langosta estaba llegando a las 30 libras .
El cangrejo costó 18 libras, que es bastante caro para lo que estoy acostumbrada a pagar cuando salgo. De verdad tenía ganas de mariscos y la verdad es que no me decepcionó. Uno de los problemas de ecuatorianos, es que a pesar de encontrarnos en el país con los mejores mariscos del mundo, lo que uno extraña es la sazón con la que se marina los mariscos. A pesar de eso, el cangrejo estaba entre los mejores platos que he comido aquí. La carne de cangrejo en el caparazón estaba marinada de dos formas, la primera se ve blanca y tenía cebollas y una salsa blanca. La segunda, café, tenía un sabor más fuerte. Luego opté por comer cada una de las patas y las tenazas, que no tenían carne preparada, pero sabían muy bien. Aquí los mariscos se sirven fríos, y el cangrejo estaba frío, pero me lo comí entero. Las tenazas estuvieron particularmente ricas.
A. ordenó un modesto pie de mariscos, que resultó ser pie de papa con diferentes pescados y camarones. A ella le encantó y dijo que era uno de los platos más memorables de su estadía en Edimburgo. Estaba caliente y le costó 14 libras.
Hasta la próxima!