Entonces, O. es una amiga a quien conocí en China hace ya ocho años, y después de mantener el contacto ocho años en facebook, de verla visitarme en Ecuador y en Edimburgo, era mi turno de ir allá. Y, por supuesto, fue la mejor guía que pude haber tenido. Desde antes de llegar a Noruega, tenía ya en mi inbox un documento que constaba de 7 hojas -con fotos- de lo que haríamos.
Llegué a las 12:10 de la noche al aeropuerto y tomé un tren hacia el centro de la ciudad, donde me encontré con O., ella me llevó a su departamento, que es minimalista y hermoso. Dormimos a las dos de la mañana y nos levantamos a las ocho. Entonces, si uno quiere visitar Oslo y sus museos, lo más recomendable para hacer es comprar el Oslo Pass. El Oslo Pass te deja viajar gratis en buses y trenes, entrar a cualquier museo gratis, ir en ciertos botes gratis y obtener descuentos en resturantes y tiendas. Y tengan en cuenta que Noruega es bastante más caro que el Reino Unido, que ya de por sí es más caro que muchos países. El Oslo Pass cuesta 40 dólares para adultos, pero como estudiante, pagué solamente 20 dólares, y empezamos a conocer.
Día 1.
Fuimos al puerto a tomar un bote que nos llevaría hasta un lugar cerca de los primeros museos que visitaríamos.
El museo era el Viking Ship Museum, donde se puede observar los mejores barcos que se han encontrado del siglo IX. No es un museo grande, entonces puede acomodarse para ir a otros lugares a conocer.
El siguiente museo era el Norsk Folkemuseum. Aquí vimos distintos tipos de casas construidas en otros tiempos en diferentes lugares de Noruega, casi todas hechas de madera. Afortunadamente, llegamos justo a tiempo para ver un baile típico.
Y luego procedimos a ver una iglesia construida en 1100. Hecha completamente de madera, y se me hizo muy diferente a las iglesias típicas occidentales, increíble de conocer por fuera y por dentro, aunque dentro había muy poca luz y no quise usar flash en algo tan antiguo.
Después de esto, caminamos al parque Frogner Park. Aquí nos encontramos con diferentes estatuas, las cuales pertenecen a la instalación Vigeland; fueron hechas por Gustav Vigeland. Y eran increíbles, todas las estatuas estaban desnudas y me pareció hermoso, porque no eran eróticas, eran para demostrar que la desnudez es algo natural y cálido.
Luego, caminamos rápidamente frente al palacio real de Noruega.
Visitamos el Nobel Peace Center, y el museo de Ibsen, el gran dramaturgo Noruego. Para este punto, me encontraba increíblemente cansada, pero ¿cuándo más podré volver a visitar Noruega? Así que continuamos hacia el edificio de la Opera de Oslo. Lástimosamente, estaba cerrado, pero lo hermoso de esto lugar, es que se puede caminar por el techo, teniendo en cuenta que puede ser bastante peligroso y resbaloso con lluvia.
Finalmente, fuimos a Ekerberg, que fue lo más hermoso que vi el primer día. Tenía estatuas de diferentes artistas famosos de todo el mundo, recalcando a la mujer. Era como el parque perfecto para hacer un picnic, para ir a estudiar, para ir a jugar o caminar. Nunca he estado en un parque así.
Finalmente, fuimos a dormir a las doce. Para una persona que generalmente duerme diez horas cada noche, estaba muy cansada, y agotada, pero las ganas de seguir viendo todo me mantenían alerta.
Día 2.
El día dos lo dejamos para Munch. Yo no sabía mucho de Munch para ser honesta, pero después del documental que presentaron en el museo, estaba lista para ver sus cuadros, además que la presentación era una comparación entre Munch y Jasper Johns, un pintor que me había gustado mucho, después de haberlo visto en el MoMA. Al final, el Munch Museum fue lo que más me gustó de Oslo, porque fue muy inspirador, cada cuadro tenía una historia (escrita en una guía gratuita) y nos tomamos nuestro tiempo para poder disfrutar de cada uno.
Al salir fuimos al Jardín Botánico. Lastimosamente, empezó a caer una lluvia torrencial, y terminamos en dos lugares con plantas tropicales.
De ahí viajamos a una cabaña en medio del bosque Noruego, algo típico que hacen las personas de Noruega. Los papás de O. son los dueños de la cabaña, y antes había sido de sus abuelos. Ahora bien, O. me contó que las típicas cabañas noruegas no tienen luz ni agua, pero su cabaña sí tiene instalaciones eléctricas. El baño es otro cuento. Fuimos a conocer el lago cerca de la cabaña.
Estaba realmente hermoso, ¿pueden creer con esta foto que ya eran las diez de la noche? El lago estaba a 15 grados, así que estaba bastante frío.
Día 3.
Lo más importante del día 3 es que escalamos una montaña noruega y que no me morí, a pesar de estar cansada y con sueño.
Después de esa experiencia noruega tan intensa y maravillosa, nos dirigimos hacia Hamar, lugar donde O. nació. Llegamos ya bastante tarde, por lo que procedimos a descansar y dormir.
Día 4.
Hamar es un lugar pequeño, bastante pacífico e igual de hermoso que Oslo. Para conocer Hamar, tomamos dos bicicletas (sus papás me prestaron una) y fuimos hacia el centro de la ciudad, continuamos yendo a un estadio olímpico con forma de barco vikingo dado vuelta, fuimos a otro museo al aire libre, y terminamos en el museo de trenes. Todo este recorrido se hizo junto al lago de Hamar, que se veía hermoso, a pesar de ser frío, y de hecho tenía a varias personas tomando el sol y nadando.
Este último día estaba tan cansada que hasta me olvidé de tomar fotos de todo lo que conocí. Espero recordarlo siempre, sin embargo.
Entonces, comí comida noruega deliciosa, hice lo que los noruegos normalmente hacen, conocí los mejores museos y fui al lugar donde mi gran amiga nació. ¡Fue un viaje increíble!
Pd: Si creen que al día siguiente descansé en Edimburgo, se equivocan, porque tenía que ir al trabajo a las seis de la mañana y luego tenía reunión de mi tesis, aún estoy muy cansada y con sueño.