Thursday, July 7, 2016

Comiendo en Noruega: parte II

Llegamos a la cabaña de O. a las 9 de la noche, y comimos la merienda a las 10. La sorpresa fue grande al ver que había una selección de todo un poco de diferentes pescados. La tienda Villfisken, localizada en Ådalsveien 431, Renna, Ringerike, es la única tienda en medio de Noruega que vende pescado local de buena calidad. Los papas de O., quienes gustan de comer bien, habían ido antes a comprar el pescado. La forma de comer era poner mantequilla encima de buen pan, y arriba colocar el pescado. El pescado que más me gustó era la trucha ahumada, no la había probado antes y me sorprendió al gustarme más que el salmón ahumado, uno de mis platos favoritos. Había también un paté de pescado, y una salsa con camarones, ambas cosas muy buenas también.

Si bien no tengo una foto de la merienda, pues me daba vergüenza ir a buscar la cámara para poder tomar fotos en una cena familiar, tengo una foto del desayuno que incluyó un poco del pescado que sobró del día anterior.


La familia de O. tiene una tradición: la primera persona que se levanta en la cabaña debe llevar café y pan a las demás personas. La mamá de O. había calentado el pan para llevárnoslo, uno tenía canela y fue la mejor forma de levantarme.


Después, por supuesto, el desayuno ya mencionado, que a parte del pescado, tenía también una de las mermeladas más ricas que he probado en la vida. Noruega tiene un tipo de frutilla salvaje que es muy pequeña, pero con el sabor más exquisito en cuánto a frutillas he probado. Lastimosamente, se cree que estas frutillas están creciendo cada vez menos.

El almuerzo/merienda del segundo día en la cabaña consitió del steak más rico que he probado en la vida. El papá de Oda me comentó que era steak uruguayo, conocido como el mejor del mundo. Mi papá siempre ha dicho que el steak uruguayo es el mejor, pero tan solo lo hemos comido en el Tanoshii, donde lo solían ofrecer. Este, sin embargo, era mucho mejor que el había probado antes, estaba cocido tan solo a estado medio y había una salsa para acompañarlo que lo hacía aún mejor, si eso era posible. Acompañamos el steak con papas y una ensalada deliciosa de lechuga, choclo amarillo y avellana. Nunca había comido ensalada con avellana, les recomiendo que lo prueben.


Después del mejor steak del mundo, solo me quedó nuevamente el plato típico noruego de los pasteles de carne. Estaba muy rico, la verdad, pero hasta ahora no puedo lograr dejar de pensar en el steak.


La carne estaba acompañada de cebollas acarameladas, pepino, lechuga, tomate y pan.

Vuelvo a repetir que este ha sido el mejor paseo gastronómico que he tenido. La mayoría de personas esperaría tenerlo en Italia o Francia, para mí fue Noriega, aunque no lo esperaba.

¡Suerte comiendo esta semana!

No comments:

Post a Comment