A ningún riobambeño le gusta el hornado que se vende en Quito. ¿Por qué? porque el hornado de Riobamba es casi pefecto. Comer el hornado de Riobamba es asegurarte que la felicidad sí existe, al menos por unos momentos. Bueno, tal vez estoy exagerando, pero hay una razón por la cual es considerado el mejor hornado del Ecuador. Y casi todos le atribuyen esto al chiriucho, un aderezo hecho con chicha, de sabor único. Así que el hornado de Riobamba difere del de Quito en que no es dulce. Además, que el condimentado es un poco diferente, más rico.
Mi papá le compra manteca a una de estas señoras, así que cada vez que entro con el mercado a mi mamá, la señora se pone generosa y nos regala un poco más de hornado. Aún así, siempre que entres, te van a querer regalar un poco de hornado para que pruebes y escojas el que más te guste. Al lado, siempre va a haber otra señora vendiendo mote y empezará a organizar un plato maravilloso: mote de base, hornado encima, chiriucho regado, lechuga de dudosa procedencia y ¡listo! Siempre puedes pedir más chiriucho y siempre puedes pedir que te venda más cuero asado (que es delicioso).
Si van a Riobamba, ya saben qué hacer.
Calificado sobre 5: 4 y 1/2
Algo que sobresale: ¡El hornado! ¿de nuevo? ¡El hornado!
¿Regresaría?: Siempre que voy a Riobamba.
Para personas: sin estómago delicado, listas para comer en un mercado.
Dinero necesario: Pueden pedir platos desde un dólar, no hay límite máximo conocido, pueden comprar todo el cerdo si quieren.
Dirección: Mercado La Merced, Riobamba.
Tuesday, July 30, 2013
Monday, July 29, 2013
Aquel querido Ramen...
Si han visto Naruto o cualquier otro anime, o si les gusta la cultura japonesa, se habrán encontrado ya con el Ramen. Este plato consiste de una clase específica de fideos chinos (como los del Rapidito) en un plato de caldo de carne o de pescado con algunos acompañantes. Y casi todos quieren probarlo.
Yo tuve la suerte de hacerlo. Si bien se conoce al Ramen como un plato japonés, fue introducido desde China. Además, recién estuve con un amigo que había viajado a Japón y me dijo que su Ramen favorito fue uno que comió en un restaurante Chino. Tal vez es porque los chinos condimentan más que los japoneses o quién sabe. La cuestión es que cuando estuve en China descubrí las diferentes clases de caldos de fideo que había y fui a probarlos todos, o casi todos. Siguiendo el mismo patrón de siempre, me gustaron más los de un tugurio cercano a la única iglesia católica que había en Nanning. Me gustaron tanto, que opté por ir a desayunar ahí todos los domingos. ¿Qué tenían de especial? El secreto de la abuela, pienso yo. La clave en un buen plato de Ramen es el sabor del caldo, los fideos son iguales y siempre puedes variar los ingredientes.
Ni siquiera sabía cómo ordenar en chino, iba con un papelito donde ya estaba escrito lo que quería y pagaba dos yuanes con cincuenta (mucho menos de un dólar) por un caldo en el que me venía, a parte de los fideos, carne de cerdo, cuero reventado, medio huevo duro y algunas hierbas.
Hubo un día en el que una china me invitó a comer Ramen a un lugar en el que me sirvieron un caldo delicioso en plato de barro; por desgracia, no recordé por dónde habíamos ido. Las sopas de los puestos de comida rápida eran horribles, sabían a caldo Maggi y a nada más. Hubo otro día, en el que fui a un restaurante japonés muy reconocido y caro y ordené Ramen. Estaba bien, pero nada superaba a mi sopa de los domingos.
Es por esto que sigo ordenando Ramen cada vez que lo veo escrito en el menú de un restaurante. Lo más parecido que he encontrado es una sopa de Udon (diferente al Ramen) que cuesta 20 dólares y se vende en el Tanoshii. Bueno, seguiré mi búsqueda.
Yo tuve la suerte de hacerlo. Si bien se conoce al Ramen como un plato japonés, fue introducido desde China. Además, recién estuve con un amigo que había viajado a Japón y me dijo que su Ramen favorito fue uno que comió en un restaurante Chino. Tal vez es porque los chinos condimentan más que los japoneses o quién sabe. La cuestión es que cuando estuve en China descubrí las diferentes clases de caldos de fideo que había y fui a probarlos todos, o casi todos. Siguiendo el mismo patrón de siempre, me gustaron más los de un tugurio cercano a la única iglesia católica que había en Nanning. Me gustaron tanto, que opté por ir a desayunar ahí todos los domingos. ¿Qué tenían de especial? El secreto de la abuela, pienso yo. La clave en un buen plato de Ramen es el sabor del caldo, los fideos son iguales y siempre puedes variar los ingredientes.
Ni siquiera sabía cómo ordenar en chino, iba con un papelito donde ya estaba escrito lo que quería y pagaba dos yuanes con cincuenta (mucho menos de un dólar) por un caldo en el que me venía, a parte de los fideos, carne de cerdo, cuero reventado, medio huevo duro y algunas hierbas.
Hubo un día en el que una china me invitó a comer Ramen a un lugar en el que me sirvieron un caldo delicioso en plato de barro; por desgracia, no recordé por dónde habíamos ido. Las sopas de los puestos de comida rápida eran horribles, sabían a caldo Maggi y a nada más. Hubo otro día, en el que fui a un restaurante japonés muy reconocido y caro y ordené Ramen. Estaba bien, pero nada superaba a mi sopa de los domingos.
Es por esto que sigo ordenando Ramen cada vez que lo veo escrito en el menú de un restaurante. Lo más parecido que he encontrado es una sopa de Udon (diferente al Ramen) que cuesta 20 dólares y se vende en el Tanoshii. Bueno, seguiré mi búsqueda.
Sunday, July 28, 2013
El chifa cucho
¿El chifa qué? Cucho*, sí, cucho. O así le digo yo, y casi todos mis amigos que lo conocen por mí. En realidad, ya no es tan cucho, pero cuando recién lo abrieron sí lo era. En realidad es un lugar esquinero al que se entra por unas gradas oscuras y extrañas, ahora el piso es de madera y sigue teniedo las mismas pocas mesas de siempre. Y no dejen que el adjetivo "cucho" los detenga; si bien es pequeño, los platos nunca se sirven al mismo tiempo y la decoración es un remember de un pueblo de China al que no quiero volver nunca, la comida los dejará boquiabiertos.
Si en realidad tienen problemas en eso de que sea cucho, pueden hacer lo que yo hago con mi mamá, compro todo para llevar.
¿Por qué me gusta tanto? La comida sabe a China. En Quito solo conozco dos lugares en los que se puede comprar dumplings que sepan tan bien; el otro lugar cobra cinco dólares por cuatro fideos; aquí te dan diez por dos dólares con cincuenta. Además, el sabor sí gana a todo lo demás que haya.
Si tuviera que hablar de recomendaciones para los primerizos, tendría que decirles que pidan los shao mais (de los que hablé en el párrafo anterior) con un chaulafán de huevo. El chaulafán de huevo a penas cuesta un dólar con cincuenta y les prometo que será el mejor chaulafán que hayan probado. Además, que es, prácticamente, un Chimborazo de arroz. Todos saben que el chaulafán no existe en China; mentira, este de aquí sí existe, este de aquí, el de huevo, lo comí muchas veces allá.
¿Están con más gente? Deberían ordenar el lomo salteado agridulce. Por lo general, no soporto el agridulce de los chifas (que en realidad es salsa de tomate con azúcar), pero este es totalmente diferente. Si quieren combinar con algo que quede bien, simplemente acompáñelo con una porción de arroz blanco.
En caso de que estuvieran un poco más aventureros, les propongo que pidan los huevos con cebollines. Hay quienes dicen que es como comer césped, pero conozco a muchas otras personas a las que logré ver cómo lo disfrutaban. ¿Algo picante? El tofu picante o las cabezas de calamar picantes; tengan cuidad, pero, porque van a necesitar tener algo de resistencia al picante.
Calificado sobre 5: 41/2
Algo que sobresale: La comida es como en China.
¿Regresaría?: Voy, mínimo, cada dos semanas.
Para personas: que no les moleste aventurarse en lugares que no son de lujo y con comida nueva.
Dinero necesario: de 5 a 7 dólares por persona.
Dirección: Seis de diciembre y Foch. Frente a la esquina del colegio Manuela Cañizares.
*Cucho: Lugar pequeño, oscuro, que normalmente parece insalubre.
Si en realidad tienen problemas en eso de que sea cucho, pueden hacer lo que yo hago con mi mamá, compro todo para llevar.
¿Por qué me gusta tanto? La comida sabe a China. En Quito solo conozco dos lugares en los que se puede comprar dumplings que sepan tan bien; el otro lugar cobra cinco dólares por cuatro fideos; aquí te dan diez por dos dólares con cincuenta. Además, el sabor sí gana a todo lo demás que haya.
Si tuviera que hablar de recomendaciones para los primerizos, tendría que decirles que pidan los shao mais (de los que hablé en el párrafo anterior) con un chaulafán de huevo. El chaulafán de huevo a penas cuesta un dólar con cincuenta y les prometo que será el mejor chaulafán que hayan probado. Además, que es, prácticamente, un Chimborazo de arroz. Todos saben que el chaulafán no existe en China; mentira, este de aquí sí existe, este de aquí, el de huevo, lo comí muchas veces allá.
¿Están con más gente? Deberían ordenar el lomo salteado agridulce. Por lo general, no soporto el agridulce de los chifas (que en realidad es salsa de tomate con azúcar), pero este es totalmente diferente. Si quieren combinar con algo que quede bien, simplemente acompáñelo con una porción de arroz blanco.
En caso de que estuvieran un poco más aventureros, les propongo que pidan los huevos con cebollines. Hay quienes dicen que es como comer césped, pero conozco a muchas otras personas a las que logré ver cómo lo disfrutaban. ¿Algo picante? El tofu picante o las cabezas de calamar picantes; tengan cuidad, pero, porque van a necesitar tener algo de resistencia al picante.
Calificado sobre 5: 41/2
Algo que sobresale: La comida es como en China.
¿Regresaría?: Voy, mínimo, cada dos semanas.
Para personas: que no les moleste aventurarse en lugares que no son de lujo y con comida nueva.
Dinero necesario: de 5 a 7 dólares por persona.
Dirección: Seis de diciembre y Foch. Frente a la esquina del colegio Manuela Cañizares.
*Cucho: Lugar pequeño, oscuro, que normalmente parece insalubre.
Saturday, July 27, 2013
Aclaración sobre los chifas.
Desde que fui de viaje a China, me enamoré de forma muy especial de ese tipo de comida. Cuando volví, lo que más extrañaba, era la comida. Sin embargo, aquí es muy difícil de conseguir eso. Así que me dediqué a una búsqueda de lo que más se pareciera a ello. He probado ya muchos chifas, aún mejor, ya encontré el chifa perfecto. Pero eso no me cansa. Quiero seguir probándolos, tal vez llegar a probar todos los de Quito. Ustedes miren, los chifas de Quito no son todos confiables, algunos son un poco oscuros y maltrechos, pero no me importa. Me siento como una aventurera en el mundo de la cocina. Así que eso, tengo un viaje muy especial dentro de la cocina china.
¿Les cuento una anécdota curiosa? Hace un año viajé a Guayaquil y antes de irme, pedí recomendación de un Chifa que sea de dueños chinos y que cocinen como en China. Mi tío me apoyó con dinero y, mientras todos creían que yo estaba loca, por no ir a comer cangrejos, fui feliz en ese restaurante. Aún espero la oportunidad de volver a viajar a Guayaquil y ordenar más platos ahí.
Pronto voy a empezar a relatar mis historias respecto a la comida China, empezando por mi restaurante favorito, si alguien me quiere recomendar uno, ¡son libres de hacerlo!
¿Les cuento una anécdota curiosa? Hace un año viajé a Guayaquil y antes de irme, pedí recomendación de un Chifa que sea de dueños chinos y que cocinen como en China. Mi tío me apoyó con dinero y, mientras todos creían que yo estaba loca, por no ir a comer cangrejos, fui feliz en ese restaurante. Aún espero la oportunidad de volver a viajar a Guayaquil y ordenar más platos ahí.
Pronto voy a empezar a relatar mis historias respecto a la comida China, empezando por mi restaurante favorito, si alguien me quiere recomendar uno, ¡son libres de hacerlo!
Friday, July 26, 2013
Los tres días de restaurantes parte III: Rincón italiano
Tengo una confesión que hacer: no me gusta la comida italiana. No estoy muy segura de por qué es. El fideo me gusta mucho en recetas orientales; sin embargo, en las italianas, no hace más que causarme llenura y no me hace sentir a gusto. Con la lasaña me pasa algo muy parecido y no me quiero aventurar mucho en otros platos. Es algo así como la parte de la comida en la que menos me gusta meterme. Aún así, tengo un restaurante favorito respecto a este tipo de comida: Rincón italiano.
El ambiente es acogedor, los meseros son ágiles y preocupados, el café es delicioso. El dueño es italiano; la dueña es ecuatoriana, pero estudió en Italia. Lo más importante: creo que el mejor Tiramisú de Quito se vende aquí. He pedido este postre en muchos lugares. ¿La peor historia? Uno estaba increíblemente agrio en el Friday's. La mayoría, de hecho, son pasados; tienen tufo a pasado.
Ordené lo que siempre pido y yo nunca pido lo mismo en los restaurantes, este restaurante es un caso a parte: Giambonetti di pollo arrosto. El plato consiste en una pierna de pollo deshuesada y rellena de carne y tocino, con una salsa cremosa con champiñones. El plato se sirve con una guarnición de papas y la ensalada del día. Me gusta tanto que se lo recomiendo a todo el mundo, si va, ordénelo, le prometo que le gustará.
Mi papá pidió un Minestrone alla milanesa y una pizza pequeña. El Minestrone estuvo un poco espeso y no fue del agrado de mi papá. La pizza, por otro lado, es un ejemplo de cómo una pizza debe ser: simple, con la salsa de tomate fresca y justa; además, la masa debe ser muy delgada. Una vez comí pizza en Italia; sí, así es la pizza.
Por último, nos pedimos un expresso cada uno y un tiramisú para compartir. De verdad, el mejor Tiramisú de Quito. Tal vez hago declaraciones de este tipo de forma muy libre; pero así he llegado a pensar y así les comparto mis gustos.
Calificando sobre 5: 4 1/2
Algo que sobresalió: El Tiramisú.
¿Regresaría?: sí.
Para personas: que quieran salir a un momento especial.
Dinero necesario: 20 dólares, mínimo, por persona.
Dirección: Shyris e Isla Floreana.
El ambiente es acogedor, los meseros son ágiles y preocupados, el café es delicioso. El dueño es italiano; la dueña es ecuatoriana, pero estudió en Italia. Lo más importante: creo que el mejor Tiramisú de Quito se vende aquí. He pedido este postre en muchos lugares. ¿La peor historia? Uno estaba increíblemente agrio en el Friday's. La mayoría, de hecho, son pasados; tienen tufo a pasado.
Ordené lo que siempre pido y yo nunca pido lo mismo en los restaurantes, este restaurante es un caso a parte: Giambonetti di pollo arrosto. El plato consiste en una pierna de pollo deshuesada y rellena de carne y tocino, con una salsa cremosa con champiñones. El plato se sirve con una guarnición de papas y la ensalada del día. Me gusta tanto que se lo recomiendo a todo el mundo, si va, ordénelo, le prometo que le gustará.
Mi papá pidió un Minestrone alla milanesa y una pizza pequeña. El Minestrone estuvo un poco espeso y no fue del agrado de mi papá. La pizza, por otro lado, es un ejemplo de cómo una pizza debe ser: simple, con la salsa de tomate fresca y justa; además, la masa debe ser muy delgada. Una vez comí pizza en Italia; sí, así es la pizza.
Por último, nos pedimos un expresso cada uno y un tiramisú para compartir. De verdad, el mejor Tiramisú de Quito. Tal vez hago declaraciones de este tipo de forma muy libre; pero así he llegado a pensar y así les comparto mis gustos.
Calificando sobre 5: 4 1/2
Algo que sobresalió: El Tiramisú.
¿Regresaría?: sí.
Para personas: que quieran salir a un momento especial.
Dinero necesario: 20 dólares, mínimo, por persona.
Dirección: Shyris e Isla Floreana.
Thursday, July 25, 2013
Los tres días de restaurantes parte II: Bon Ga.
Me sorprendí cuándo mi mamá me dijo que el teléfono era para mí. Mi novio trabaja, mis amigos son personas nocturnas. Era mi papá. Honestamente, no sabía que íbamos a comer juntos todos los días. Me alegré bastante. Me hizo escoger el restaurante. Le sugerí uno coreano, con un poco de miedo, porque a mi papá no le gustan mucho los restaurantes que no son convencionales. Pero recordé que su restaurante favorito en Quito, es el mismo que el mío: Tanoshii. Y le gusta, porque la comida japonesa no es muy condimentada. Pensé que podría encontrarle algo así en el Bon Ga.
La primera vez que fui al Bon Ga, hace ya algún tiempo, me pedí un Bibimbap. Es un plato coreano bastante famoso y me moría de ganas de probarlo. La verdad, fue decepcionante. Porque si bien es rico, no es nada nuevo, un plato de arroz, con carne, vegetales y huevo encima.
Esta vez pedí el Ramen picante, (tengo un problema con el Ramen, que ya explicaré en otro post), y a mi papá le pedí un Pollo barbecue con una porción de arroz coreano. Pedí el pollo, porque el camarero me explicó que el sabor no es muy fuerte y que no está hecho con la típica salsa, sino con fruta fresca. El Ramen estuvo demasiado picante, pero así, exactamente, me gustó. Si me preguntan por qué, diría que es porque ese picante es el mismo de cuando me daban cosas picantes en China, y aprendí a que me gustara mucho. Le falta proteína, sin embargo. La proteína es un huevo y nada más. El pollo de mi papá, por otro lado, estuvo muy rico. Se notaba que tenía solo el justo del sabor, lo suficiente para gustar y no cansar. Lo hicimos en nuestra mesa, además, así que mi papá escogió asarlo hasta que esté muy bien cocinado. Las guarniciones, además, no decepcionaron. Los vegetales preparados con Kimchi siempre fueron un poco fuertes para mí, pero a mi papá le gustaron mucho. Yo me dediqué a los brotes de soya.
Calificando sobre 5: 4.
Algo que sobresalió: El sabor único y natural del pollo.
¿Regresaría?: sí.
Para personas: a quienes les gusta probar algo nuevo.
Dinero necesario: 20 dólares, mínimo.
Dirección: Shyris, entre Río Coca y Tomás de Berlanga.
La primera vez que fui al Bon Ga, hace ya algún tiempo, me pedí un Bibimbap. Es un plato coreano bastante famoso y me moría de ganas de probarlo. La verdad, fue decepcionante. Porque si bien es rico, no es nada nuevo, un plato de arroz, con carne, vegetales y huevo encima.
Esta vez pedí el Ramen picante, (tengo un problema con el Ramen, que ya explicaré en otro post), y a mi papá le pedí un Pollo barbecue con una porción de arroz coreano. Pedí el pollo, porque el camarero me explicó que el sabor no es muy fuerte y que no está hecho con la típica salsa, sino con fruta fresca. El Ramen estuvo demasiado picante, pero así, exactamente, me gustó. Si me preguntan por qué, diría que es porque ese picante es el mismo de cuando me daban cosas picantes en China, y aprendí a que me gustara mucho. Le falta proteína, sin embargo. La proteína es un huevo y nada más. El pollo de mi papá, por otro lado, estuvo muy rico. Se notaba que tenía solo el justo del sabor, lo suficiente para gustar y no cansar. Lo hicimos en nuestra mesa, además, así que mi papá escogió asarlo hasta que esté muy bien cocinado. Las guarniciones, además, no decepcionaron. Los vegetales preparados con Kimchi siempre fueron un poco fuertes para mí, pero a mi papá le gustaron mucho. Yo me dediqué a los brotes de soya.
Calificando sobre 5: 4.
Algo que sobresalió: El sabor único y natural del pollo.
¿Regresaría?: sí.
Para personas: a quienes les gusta probar algo nuevo.
Dinero necesario: 20 dólares, mínimo.
Dirección: Shyris, entre Río Coca y Tomás de Berlanga.
Los tres días de restaurantes parte I: Segundo Muelle.
Mi papá no vive con nosotras. Vive en otra ciudad y, por eso, lo vemos tan solo una vez al mes. En esa vez mi hermana o yo (nos turnamos) escogemos un restaurante y vamos todos allá. En este mes fue distinto, porque un primo estaba hospitalizado y mi papá vino a quedarse con él tres días, un récord.
Entonces, han sido tres días en los que he podido salir a restaurantes caros (algo que no me puedo dar el lujo de hacer, usualmente). El primer día, el restaurante fue el Segundo Muelle ubicado en el Quicentro. Llegamos, nos dejaron sentarnos en una mesa con bonita vista y se apuraron con las cartas. Mi papá quería probar los ceviches y pidió un piqueo de ceviches. De fuerte, pidió un Menestrón y wantanes de lomo asado. Mi hermana pididó un Tacu tacu con pulpo asado, y yo, por recomendación de una amiga, un piqueo entre causas.
Aquí debo aclarar que me gustó mucho la atención de los camareros; especialmente, la de quién nos recomendó los vinos y cocteles, puesto que me recomendó un coctel Sangre de toro, que quedó muy bien antes de que llegara la comida., además daba muy buena información. El coctel, totalmente recomendado, es como una sangría, delicioso.
De lo que más me gustó, recuerdo los ceviches del inicio. No tenían mucho limón, como a veces en otros restaurantes ha sucedido y los mariscos se sentían frescos. Mi papá se sorprendió, porque lo que pensó que era una zanahoria era en realidad un camote (algo típico en los ceviches peruanos) y nos terminamos todo. Lo que fue bueno, porque mi plato llegó un poco frío. Mi plato, de hecho, fue decepcionante. Recoré las causas del Astrid y Gastón (que ya no existe en Quito) y eran realmente buenas. Estas estaban bien, pero algo les faltaba. Claro que la causa con camote fue tal vez algo que no debí haber probado, considerando que no me gusta que un camote tan dulce como aquel esté con algo salado. Mi papá me cedió su sopa, que estaba increíblemente buena, quién se imaginara que el menestrón queda muy bien con mariscos. El plato de mi hermana, asimismo, estuvo muy bueno. El pulpo estuvo suave, como debe ser.
Calificando sobre 5: 4.
Algo que sobresalió: La atención de los meseros.
¿Regresaría?: por supuesto.
Para personas: que quieran salir a un momento especial.
Dinero necesario: De 20 a 25 por persona, mínimo, puede salir más.
Dirección: Naciones Unida y Seis de Diciembre. En el centro comercial Quicentro.
Entonces, han sido tres días en los que he podido salir a restaurantes caros (algo que no me puedo dar el lujo de hacer, usualmente). El primer día, el restaurante fue el Segundo Muelle ubicado en el Quicentro. Llegamos, nos dejaron sentarnos en una mesa con bonita vista y se apuraron con las cartas. Mi papá quería probar los ceviches y pidió un piqueo de ceviches. De fuerte, pidió un Menestrón y wantanes de lomo asado. Mi hermana pididó un Tacu tacu con pulpo asado, y yo, por recomendación de una amiga, un piqueo entre causas.
Aquí debo aclarar que me gustó mucho la atención de los camareros; especialmente, la de quién nos recomendó los vinos y cocteles, puesto que me recomendó un coctel Sangre de toro, que quedó muy bien antes de que llegara la comida., además daba muy buena información. El coctel, totalmente recomendado, es como una sangría, delicioso.
De lo que más me gustó, recuerdo los ceviches del inicio. No tenían mucho limón, como a veces en otros restaurantes ha sucedido y los mariscos se sentían frescos. Mi papá se sorprendió, porque lo que pensó que era una zanahoria era en realidad un camote (algo típico en los ceviches peruanos) y nos terminamos todo. Lo que fue bueno, porque mi plato llegó un poco frío. Mi plato, de hecho, fue decepcionante. Recoré las causas del Astrid y Gastón (que ya no existe en Quito) y eran realmente buenas. Estas estaban bien, pero algo les faltaba. Claro que la causa con camote fue tal vez algo que no debí haber probado, considerando que no me gusta que un camote tan dulce como aquel esté con algo salado. Mi papá me cedió su sopa, que estaba increíblemente buena, quién se imaginara que el menestrón queda muy bien con mariscos. El plato de mi hermana, asimismo, estuvo muy bueno. El pulpo estuvo suave, como debe ser.
Calificando sobre 5: 4.
Algo que sobresalió: La atención de los meseros.
¿Regresaría?: por supuesto.
Para personas: que quieran salir a un momento especial.
Dinero necesario: De 20 a 25 por persona, mínimo, puede salir más.
Dirección: Naciones Unida y Seis de Diciembre. En el centro comercial Quicentro.
Aclaración
He aquí la oración más honesta que escribiré en este blog: No estudié gastronomía. Aún más importante: No he seguido ningún curso de cocina. Sin embargo, me gusta mucho comer. Más que comer, me encanta probar todo lo que todavía no he puesto en mi boca; me fascinan los nuevos sabores. A parte de esto, mi papá tiene una panadería y pastelería y es muy apasionado por lo que hace. Mi mamá cocina delicioso y mi hermana sí estudia gastronomía. Se podría deducir entonces, que la mayoría de cosas que sé, las he aprendido por ósmosis, conversaciones largas que se dan en restaurantes entre mi papá y mi hermana sobre los distintos tipos de harinas, las diferencias entre los aperitivos y los bajativos, cómo un plato tiene que salir del restaurante. De cierta forma, todos en mi familia tienen una pasión única por el arte culinario.
Yo soy la que observa. No es solo la convivencia familiar. He visto ya demasiados documentales sobre Chefs importantes, casi todas las conferencias que he encontrado que ha dado Ferrán Adriá y un montón de programas de cocina. También, leo.
En fin, de todas formas, no sé casi nada. Apenas tengo 23 años y todavía me estoy graduando de literatura. Así que este blog es eso, un blog, algo que no se debe tomar muy en serio, a menos que te guste comer. Decidí que me gustaba probar nuevos sabores desde que me fui de viaje a China y mis papilas gustativas se volvieron locas. Ahora, intento probar un nuevo restaurante, por lo menos una vez al mes. A estas alturas, he estado ya en muchos lugares y, creo que, ya estoy lista para escribir.
Yo soy la que observa. No es solo la convivencia familiar. He visto ya demasiados documentales sobre Chefs importantes, casi todas las conferencias que he encontrado que ha dado Ferrán Adriá y un montón de programas de cocina. También, leo.
En fin, de todas formas, no sé casi nada. Apenas tengo 23 años y todavía me estoy graduando de literatura. Así que este blog es eso, un blog, algo que no se debe tomar muy en serio, a menos que te guste comer. Decidí que me gustaba probar nuevos sabores desde que me fui de viaje a China y mis papilas gustativas se volvieron locas. Ahora, intento probar un nuevo restaurante, por lo menos una vez al mes. A estas alturas, he estado ya en muchos lugares y, creo que, ya estoy lista para escribir.
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